Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, comienza a prosperar en Francia un movimiento artístico conocido como el Art Nouveau (arte nuevo). París, ciudad de las luces y el arte, se convirtió en la cima del movimiento, y vio prosperar el arte de los carteles publicitarios del Art Nouveau,.
El arte de los carteles publicitarios del Art Nouveau.
El Art Nouveau, como movimiento artístico, comenzó en Francia, pero muy pronto se extendió a otros países europeos bajo diferentes denominaciones. Secessionsstil en Austria, Jugendstil en Alemania, Stile Liberty en Italia o Modernismo en España, entre otros. En todos estos lugares vieron la luz ejemplos maravillosos, pero realmente el Art Nouveau francés fue la excelencia entre todos ellos.
La influencia del Art Nouveau se manifestó en diferentes disciplinas. La arquitectura de autores como Hector Guimard en París o Antonio Gaudí en Barcelona así lo demuestran, así como el diseño de joyas, textiles y mobiliario. Sin embargo, la pintura destacó por encima de todas estas disciplinas. Esto fue gracias a la litografía.
Aunque la litografía ya se utilizaba antes de este movimiento, otras técnicas como la xilografía tenían todo el protagonismo hasta 1980. Fue en está década cuando el carterista Jules Chéret presentó la litografía en color. Esta técnica permitía producir en masa imágenes brillantes a color. Así, la litografía consiguió romper la barrera que impedía que el arte llegara a todos los públicos, y convirtió el Art Nouveau en un movimiento accesible para todos.
Montmartre, la bohemia parisina y el cartel publicitario.
A finales del siglo XIX, El Barrio parisino de Montmartre se convirtió en el centro artístico de París. Hogar de valiosos pintores como Vincent Van Gogh o Pablo Picasso, Montmartre vio crecer a modernos cartelistas.
Montmartre se encontraba fuera de los límites de la ciudad. Esto favoreció su ambiente bohemio en un área de consumo popular. En los cabarets populares de la época, como el Mouling Rouge y Le Chat Noir, artistas y pintores encontraron el lugar perfecto donde desarrollar su arte popular. Retratando artistas y cantantes de la época, como Jane Avril o Aristide Bruant, los cartelistas del Art Nouveau no tardaron en ganarse un importante lugar en la industria publicitaria, atraída por el potencial de sus carteles.
Cartelistas del Art Nouveau
Jules Chéret
Jules Chéret es considerado el padre del cartel. Pintor y litógrafo francés, creó carteles de anuncios para pagar sus cuentas, carteles por los que hoy es recordado.
Chéret desarrolló la mayor parte de su producción artística para los teatros, festivales, y sobre todo, para los cabarets. Teatros como Eldorado, el Paris Olympia, el Folies Bergère, el Teatro de la Ópera, el Alcazar d’Ete, y por supuesto, el famoso Moulin Rouge, acogieron a un Cheret que admiraba cada detalle para plasmarlo en sus carteles.
Gracias al éxito que tuvieron los carteles que comentamos anteriormente, las marcas comerciales no tardaron en reclamar su arte. Bebidas, licores, perfumes, jabones, cosméticos, y cigarrillos. Los cigarrillos JOB son un maravilloso ejemplo de ello. Así, Cheret, además de un genio del arte, se convirtió en todo un publicista.
En 1895, Chéret creó la colección Maîtres de l’Affiche, una clasificación de reproducciones artísticas más pequeñas de diecinueve artistas parisinos. Su éxito dio lugar a una nueva generación de cartelistas, como Henri de Toulouse-Lautrec.
Con los años, los carteles de Chéret se han convertido en objetos muy buscados por los coleccionistas alrededor del mundo.
Henri de Toulouse-Lautrec
Henri de Toulouse-Lautrec fue un pintor y carterista que destacó por su por la representación de la vida nocturna parisina de finales del siglo XIX.
Toulouse-Lautrec padecía una enfermedad que afectaba al desarrollo de sus huesos, que le impidió crecer más de 1,52 metros. Esto influyó notablemente en su carrera artística.
Con poca vida social y avergonzado por su estatura, Toulouse-Lautrec se mudó a Montmartre en 1884. Aquí, se sumergió en el ambiente nocturno de los cabarets y sus bailarinas. El Salón de la Rue des Moulins, el Moulin de la Galette, el Moulin Rouge o Le Chat Noir fueron algunos de los locales que quedaron plasmados en su arte. Los dueños de estos cabarets quedaron asombrados de su potencial artístico, y reclamaban sus carteles para promocionar sus espectáculos.
La prostitución se convirtió en el tema principal de su obra, junto con los actores y bailarines. Jane Avril era una de las bailarinas a la que Toulouse-Lautrec admiraba profundamente y no dudo en dedicarle varios carteles.
Mientras que su admiración por las prostitutas era inmensa, su otra pasión era ridiculizar a los poderosos. Con carteles que simbolizan la hipocresía de la vida privada en los cabarets de muchos burgueses, Toulouse-Lautrec se convirtió prácticamente en un cronista social. El cartel que mostramos a continuación, Reine de joie (1892) fue considerado un robado de la época. Este muestra a un poderoso burgués, dando rienda suelta a su segunda vida en un local de alterne parisino.
Théophile Alexandre Steinlen
Al igual que Toulouse-Lautrec, Théophile Alexandre Steinlen fue otro carterista francés que se interesó por el cabaret parisino.
Le Chat Noir (1896) es uno de los carteles más famosos del Art Nouveau, y de la historia del arte y la publicidad. Dedicado al cabaret parisino del barrio de Montmartre, Le Chat Noir, el cartel anunciaba el Teatro de Sombras. Un gato negro que transmite a la perfección la esencia de la noche del cabaret: bohemia, erotismo, libertad, aventura, peligro.
Además de por el famoso Gato Negro, los gatos fueron los protagonistas de producción artística de Steinlen. Tanto fue así, que al autor se le conoce como el carterista de los gatos. Le père des chats, el padre de los gatos, fue reclamado por diferentes productos comerciales. Numerosas fueron las marcas que quisieron contar con el arte de Steinlen para anunciar sus productos, acompañados de sus famosos gatos.
Alfons Mucha
Alfons Mucha fue uno de los máximos exponentes del Art Nouveau.
De origen Checo, se mudó a París en 1887 para continuar en la capital francesa sus estudios de arte, al mismo tiempo que producía ilustraciones para revistas y publicidad.
Su cartel para la actriz Sarah Bernhardt y su Thèatre de la Renaissance, fue la obra que lo llevó a la fama. Anunciando la obra Gismonda, el cartel iluminó los muros de París, dejando asombrados a todos los viandantes. Tal fue la sensación que este causó, que Sarah Bernhardt inmediatamente le ofreció a Mucha un contrato de exclusividad por seis años.
Gracias al éxito que tuvieron estos carteles, numerosos anunciantes confiaron en el talento de Mucha para publicitar sus productos.
Los carteles publicitarios del Art Nouveau en la actualidad
Afortunadamente, estos carteles no han caído en el olvido. Tal fue su repercusión artística y publicitaria, que muchas de estas obras se encuentran hoy expuestas en museos. También, somos muchos los que tenemos alguno de estos carteles en nuestras casas, bien sea en un libro, o en una ilustración que adorna una pared del hogar.
Por tanto, podemos confirmar sin duda alguna que la publicidad puede ser considerada una obra de arte, que aprende de los grandes cartelistas del Art Nouveau, atrae a las marcas más poderosas, y perdura en el tiempo.