La creatividad se basa, entre otras cosas, en obtener diferentes puntos de vista. Por tanto, cómo filtramos la información que recibimos del entorno (atención) y cómo la interpretamos (percepción) son dos de los puntos decisivos en el proceso creativo.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos afirmar que la percepción es un recurso creativo. Si un recurso se define como una fuente o suministro del cual se produce un beneficio. Entonces la percepción es la fuente de la cual producimos ese “algo” creativo.
Además, la percepción es distinta para cada individuo bajo la misma realidad y eso es lo enriquecedor. Todos vemos lo mismo, pero cada uno puede interpretarlo de diversas maneras y ahí es donde entra la creatividad: “ver ese algo que otros no pueden ver.”
Existen diversos estudios, experimentos y test que intentan medir la creatividad teniendo en cuenta lo que percibimos, entre los cuales, me gustaría destacar estos dos:
- El test de Dunker
- El test de Guilford
EL PROBLEMA DE LA VELA
El psicólogo Dark Dunker realizó en 1945, uno de los experimentos más renombrados para estudiar la solución de problemas y la fijeza funcional, que es el bloqueo mental que sufren las personas en la búsqueda de soluciones a problemas y que impide dar con la solución correcta. A través de este experimento, conocido como “El problema de la vela”, se puede ver claramente la importancia de la percepción en la búsqueda de una solución creativa.
En el experimento, un investigador entrega a un voluntario una caja de chinchetas, unas cerillas y una vela.
Su tarea consiste en sujetar la vela a la pared de modo que, cuando esté encendida, no gotee sobre la mesa que está debajo (ni queme la pared).
Normalmente, la gente intenta clavar la vela con las chinchetas en la pared, o pegarla deshaciéndola, o trata de construir complejas estructuras sobre la pared con cera, cerillas y chinchetas.
Pero la solución (¡alerta de spoiler!) es muy sencilla: fijar la caja de las chinchetas a la pared con ayuda de algunas chinchetas y colocar la vela dentro.
El test de Duncker pone de manifiesto uno de los impedimientos más importantes que obstaculizan la creatividad, una traba que George Katona, uno de los primeros investigadores sobre la creatividad, describió como la reticencia a romper el conjunto de percepciones.
Un pequeño cambio en el test nos lo pondría mucho más fácil: si los voluntarios reciben la caja y las chinchetas por separado, suelen ver la solución casi de inmediato.
Los constructores de la base hecha con la caja y la vela dentro son los creativos capaces de codificar objetos e ideas de múltiples maneras.
“No es suficiente saber resolver los problemas cuando éstos están bien expuestos y delimitados sobre el papel; es necesario también saber, partiendo de una vivencia perceptiva y necesariamente compleja, extraer los elementos significativos que permitirán plantear esos problemas en términos precisos.” Lapierre y Aucouturier
EL TEST DE LOS USOS ALTERNATIVOS
Este test, desarrollado por Guilford en 1967, pone a prueba nuestra creatividad en sólo 2 minutos. En ese tiempo, quien realiza el test, debe averiguar todos los posibles conceptos que pueda obtener de un simple objeto cotidiano.
Esta prueba mide el pensamiento a través de cuatro subcategorías: fluidez (cuántas opciones puede llegar usted a conseguir), originalidad (usos menos frecuentes), flexibilidad (en cuántas áreas se mueve) y elaboración (detalle en las respuestas).
Intenta probarlo tú mismo. ¿Cuántos usos puedes pensar para una cuchara o un ladrillo? Tienes dos minutos, pon el cronómetro.