La sensibilidad reúne a toda la familia de términos con la raíz común “sen”: sentimiento, sensación, sensual, sensitivo, sensible, sensorial.
La sensibilidad, se invoca, pero no se circunscribe a ninguno de los términos mencionados, lo que nos indica que no se puede aprehender o definir a la Estética sólo por sus raíces.
Para centrar la sensibilidad estética, nos enfocaremos en el sujeto y su relación con el mundo; esto es, en su sensibilidad y su receptividad: en la relación del sujeto con cualquier objeto y la atracción o repulsión que éste puede generarle.
Lo que importa es esa condición de apertura o receptividad del sujeto, pues es éste el punto de partida; cómo el sujeto se abre al mundo a través de la sensibilidad; tomando en cuenta cómo ésta ha sido afectada por la cultura. En esta perspectiva, se va más allá de la mera experiencia estética, con lo que se rompe la tradición vista en la unidad I, en la que lo que importaba únicamente era ésta en su relación con la belleza
Cabe recordar que, si bien el hombre tiene una parte instintiva (con la que responde de manera automática) y una parte intelectiva; también posee esa parte de interioridad que le permite volverse a sí mismo: no sólo vivir esa interioridad, sino expresarla y transformarla. La interioridad se logra a través de las emociones y los sentimientos.
En la relación estética, el hombre logra descubrir, a través de los sentimientos y las emociones, otras cualidades del objeto, que van más allá de la satisfacción de las necesidades vitales. Las emociones y los sentimientos le permiten ver y construir parte de su interioridad.
La experimentación le permite al hombre intercambiar comunicaciones con el mundo. El aprendizaje le permite saber una serie de reacciones específicas ante situaciones futuras. De esta manera, comienza a enriquecer su vida interior, ya que tiene la capacidad, no sólo de sentir, sino también de expresar o manifestar, de una manera propia, sus emociones, sentimientos e ideas. Por ello, el ser humano alcanza una inmensa riqueza en su vida interior.
Castillo del Pino afirma que los sentimientos nos vinculan a los objetos, bien porque deseamos de alguna manera poseerlos (agrado), bien porque deseamos rechazarlos (desagrado). Sentir implica tener conciencia de las propias sensaciones; conciencia que, a su vez, provoca una predisposición a actuar. Se presenta como la capacidad de percibir las sensaciones o las alteraciones del propio organismo. También envuelve la capacidad de tomar postura frente a lo que se percibe, y admite tomar un camino, moverse en cierta dirección para, así, al tomar cierta orientación frente a lo que se percibe, darle sentido, significado.
Un suceso puede desencadenar sentimientos o emociones de agrado, desagrado, rechazo o aceptación. Estos, a su vez, desencadenan nuevos sentimientos y emociones que pueden manifestarse en expresiones y comportamientos, y éstos, a su vez, logran despertar nuevos sentimientos y emociones.
Ahora, puedes comprender que el ser humano se vale de las emociones y los sentimientos para integrar lo que rodea a su ser íntimo y, de este modo, comprenderse a sí mismo y a su entorno. Este apetecer de los objetos y de sí mismo, hace que se interese por ellos, para hacerlos suyos o alejarlos de sí y, en consecuencia, se construye a sí mismo en el mundo, en la realidad social; y construye la forma en que se percibe, esto es, su propia biografía o identidad.Ahora, puedes comprender que el ser humano se vale de las emociones y los sentimientos para integrar lo que rodea a su ser íntimo y, de este modo, comprenderse a sí mismo y a su entorno. Este apetecer de los objetos y de sí mismo, hace que se interese por ellos, para hacerlos suyos o alejarlos de sí y, en consecuencia, se construye a sí mismo en el mundo, en la realidad social; y construye la forma en que se percibe, esto es, su propia biografía o identidad.
Otros dos elementos fundamentales para comprender la Estética son el aprendizaje y la experiencia, en ellos podemos encontrar la capacidad del ser humano para seleccionar, de entre cientos de estímulos que recibe, sólo aquellos que le son favorables para su desarrollo y subsistencia. Lo anterior lo realiza a través de la experimentación. Los resultados que obtiene son lo que llamamos experiencia y aprendizaje. Esta capacidad le permite mirar y actuar en relación con el futuro, lo que le da la oportunidad de prever sus actos.
El ser humano es el único que con sus dimensiones puede transformar su entorno y crear formas de vida en función de sus diferentes intereses. La cultura es un aspecto fundamental para comprender al ser humano porque en ella podemos identificar los rasgos principales de cómo se conforma y se constituye el hombre en su comunidad y de qué manera puede llegar a transformar su entorno.