ClasesAPRECIACIÓN ESTÉTICAEl ser humano como espectador

El ser humano como espectador

Al preguntarnos ¿forma o contenido?, significa que no hay un acuerdo sobre cuál de estos dos elementos sería más importante. Aun cuando digamos que hay una relación de dependencia entre los dos, que no puede existir uno sin el otro, en el proceso de crecimiento de la apreciación estética existen, desde hace tiempo, tomas de postura que han tenido consecuencias en nuestra percepción estética, por lo que es importante aclararlas.

Hablar de la forma ha implicado problemas de significado desde la época de los griegos. Partimos de la consideración de que la forma de un objeto vendría dada por la figura (en términos generales la morfé, el contorno, el aspecto externo de una cosa) por lo que se optó por considerar como forma a las líneas que definen tal objeto dentro de un espacio determinado. De esta manera, sin entrar en problematizaciones filosóficas, diremos que la forma se funde con la figura en las primeras etapas de desarrollo de la Estética.

Naturaleza de los sentimientos

Según los diversos tipos de percepción, se pueden diferenciar varias clases de formas: los ojos perciben la forma de objetos visibles, los oídos captan la forma de una melodía. Las formas no se limitan a lo visible, sino que abarcan también lo acústico y lo táctil. Es más, diversos sentidos cooperan en la percepción de una forma, por ejemplo, al captar una forma plástica, intervienen la vista y el tacto.

En la forma artística se capta el dato objetivo, pero también interviene la aportación subjetiva. Según ciertos autores, como Dewey, cuando la forma deja de tener la finalidad utilitaria de la figura, y llega a adquirir una significación de experiencia vital inmediata, se convierte en una forma estética en donde intervienen contenidos vivenciales.

En la vida cotidiana aprendemos a ver las formas de las cosas en función de un sentido de utilidad, sin embargo, cuando un objeto existe para ser contemplado, apreciado estéticamente, asumimos una actitud distinta que nos permite captar las formas de manera diferente. Ve, por ejemplo, la siguiente figura que juega con tu visión y tu mente.

Hay quienes afirman que la belleza se centra en la forma, de hecho, los defensores de la estética de la forma consideran que ésta es autosuficiente. En la forma, arguyen, se encuentra “la esencia de lo artístico”. Étienne Souriau llega a considerar a la Estética como la “ciencia de las formas”. Para él, la condición esencial del conocimiento de la obra artística sería la forma; la frase “el arte por el arte” representaría el extremo de esta postura.

Todo objeto estético necesita de su parte física, de la forma, pues sin ésta no podría existir. No obstante, su apreciación estética no se reduce a ésta. Primeramente, la forma tiene que ser accesible a los sentidos, pues es lo que le da un significado a lo sensible. En la mayoría de los casos, la forma artística no corresponde a la figura individual y concreta del mundo exterior.

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